Hace más de un año escribí uno de estos artículos sobre la fatiga y la dificultad de saber cuándo un deportista está realmente listo para entrenar. Básicamente trataba sobre cómo saber cuándo el cuerpo está realmente listo para asimilar la carga y presentaba una forma de combinar variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV/VFC), el salto en contramovimiento (CMJ) y la percepción subjetiva del atleta dentro del protocolo de decisión. La idea era tener una herramienta que ayudara a detectar desviaciones de la norma para cada deportista y que pudiera asistir a la hora de tomar decisiones. Desde entonces he seguido dándole vueltas, probando cosas, y hoy quiero compartir la evolución de aquella idea.
Aunque sigo creyendo que el CMJ es una de las herramientas más fiables para detectar fatiga neuromuscular en la práctica resulta poco viable en mi contexto. Dispongo del material para medirlo, pero requiere un tiempo que no siempre puedo garantizar con un grupo amplio. Interfiere demasiado en la dinámica del entrenamiento, y si es así acaba por dejar de ser útil.
Por eso he deicido en esta nueva versión sustituir el CMJ por variables más accesibles: métricas del sueño. También necesitan algo de tecnología (reloj, anillo o pulsera inteligente) para medirse, pero por algún lado hay que hacer concesiones. Además me ha parecido adecuado dividir el RPE global que utilizaba en la primera versión por metricas subjetivas más específicas. Desglosarlo obliga al deportista (y al entrenador) a reflexionar sobre cada aspecto por separado en lugar de responder con una cifra automática, además de permitir identificar más fácilmente dónde está el valor atípico. Creo que no añade mucho trabajo al proceso pero si ofrece más información y sobre todo, más consciencia.
A primera vista puede parecer muy similar a las puntuaciones de readiness o disposición y demás que pueden ofrecer Garmin, Oura, Whoop... pero creo que es, pese a todo, valioso. Los algoritmos de estas empresas, aunque ofrezcan explicaciones de cómo se calcula o que influye, son propietarios, al menos hasta donde yo sé. Eso implica que no sabemos exactamente qué variables influyen, en qué medida, cómo se combinan o qué ponderaciones utilizan. Un modelo propio ofrece transparencia y control. Se puede ajustar con la experiencia, priorizar factores determinantes en tu deporte y entender bien de dónde sale cada número. Y, bueno, personalmente también me parece una actividad muy divertida, lo que tiene valor en sí mismo.
Readiness: modelo v2
- Variabilidad de la frecuencia cardíaca, FC media por la noche y FC mínima: principales indicadores fisológicos de adaptación y fatiga sistémica.
- Métricas del sueño: tiempo total y calidad.
- Percepción subjetiva del deportista: dividida en dolor muscular y fatiga (antes del entrenamiento), estado de ánimo, estrés y motivación.
Datos Registrados
Pesos
Una vez registrados los datos he calculado una puntuación final según el peso relativo de cada uno intentando reflejar la importancia que tienen dentro del sistema. Esto es completamente subjetivo y personal, abierto a debate, pero te presento la solución con la que yo me he sentido cómodo.
- Las variables fisiológicas directas (VFC, FC media y FC mínima) representan el 45% de la puntuación. Dentro de este apartado la VFC representa el 40% y las otras dos el 30% cada una.
- El sueño tiene un peso del 32,5%. De este total el tiempo de sueño aporta el 60% y la calidad el otro 40%.
- Por último las variables subjetivas representan el 22,5%, donde la fatiga cuenta un 30%, el dolor un 25%, y el estado de ánimo, el estrés y la motivación un 15% cada uno.
Gracias por leer hasta aquí. Espero que te haya resultado interesante.
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